El mobbing es un depredador que te vigila y, si no tienes cuidado, termina por hacerte daño.

“¡Solo quería trabajar! Debería ser algo sencillo, ¿verdad?”
Isabela era una joven osada e interesante, aunque poco sociable. En las pocas ocasiones en las que se permitió mostrarse tal cual era, desbordó carácter y autenticidad. Pero su energía provocó una competencia silenciosa y un verbo antiguo: la envidia.
Liviano en fatiga y experto en el arte de incomodar, el “abanderado del abuso” no buscaba méritos, sino víctimas. Atacar, distorsionar, apartar… ese era su talento. Observaba a los demás con el deseo de reducirlos, incapaz de soportar la luz ajena. Y es que en algunos lugares de trabajo el valor se castiga, la independencia molesta y la bondad se confunde con debilidad.
Pero Isabela aprendió algo: quien tiene luz no puede —ni debe— permanecer en la oscuridad. No hay éxito que justifique perder la paz. No hay sueldo que valga la dignidad.
—Katy Núñez
El mobbing, o acoso laboral, es la acción de producir desprecio, miedo o desánimo en el trabajador por parte de superiores o compañeros.









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