Página 2 de 16

¿Alguna vez has actuado sobre un escenario o dado un discurso?

De niña, tenía 10 años, representábamos una obra de teatro, Hansel y Gretel. Mi madre me hizo el disfraz de bruja; estába allí, todo el colegio, me divertí mucho y fue todo un éxito.

Microrrelato. Las.

Las farolas aún estaban encendidas, ella acababa de levantarse, bajaba la escalera agarrándose a las paredes hasta casi ver la cocina.
—Me hace falta un café —bostezaba.
—Buenos días —dijo aquel, ofreciéndole una silla, luego caminó un par de pasos y se sentó frente a Eva; sin pronunciar una sola palabra, agachó la cabeza y comenzó a escribir. Ella permaneció en silencio, no deseaba perderse nada. Todo en él era interesante, hasta que no quisiera comunicarse. Lástima que no supiera ser feliz. A los diez minutos, aquel estiró la mano hasta dejar el papel delante de ella. Que suspiró, visiblemente abatida, para murmurar—. Gracias, ahora sé a qué nos enfrentamos.

By Katy Núñez

✍️Relato corto. Él.

El objetivo del destino fue establecer una noche adicional entre ambos tras un período de seis años. El mismo bar de copas, entre clientes, compañeros y supuestos amigos; se acercó, parecía estar bebido, entonces tomó un trago y la miró durante un momento, cogió su mano y la sacó a bailar.

Sin embargo, ella se sentía incómoda ante todas aquellas miradas inquisitorias y lenguas afiladas; él estaba muy bebido para tenerlas presentes cuando la estrechó contra su cuerpo, mientras ella le insistía en que no le gustaba bailar.
Él inclinó la cabeza y se perdió en su cabello, hundiendo su rostro embriagado por el olor a mango, descontrolado, anhelaba la tranquilidad de los labios en secreto, mientras la miraba a los ojos, para regresar a su cabello, repitiendo, una y otra vez la pauta para romperla al estrecharla con fuerza contra su cuerpo. Aguardando una reacción de complicidad, de amor, que ella no podía permitir, si no deseaba que él tuviera problemas. Al final de la canción se sintió aliviada, ¡había mantenido el tipo gracias a su supuesta indiferencia! Afortunadamente, aquel momento tan singular para ambos no sería suficiente como combustible para que nadie les ocasionara ningún tipo de perjuicio. Luego, caminó hacia la barra, sonriendo, restándole importancia al hecho de que él acariciaba su espalda mientras la acompañaba hasta la barra. No obstante, su insistencia, al subir y bajar su mano por la espalda, la ponía nerviosa. 

El suave matiz de su blusa negra le permitía percibir el tacto de su ropa interior en las yemas de sus dedos, parecía como si de alguna manera le agradara. A continuación, bajo su mano hasta la cintura, dibujando una parte de la cadera, en ese momento, ella se asustó; a pesar de su embriaguez, él pudo notar cómo ella temblaba…

Aquel día, él desapareció un tiempo, dejando como era su habitual la nostalgia sobre el tapete, que junto con medias disculpas y el título, “no recuerdo nada” eran sus muletas, que reforzaba siempre que tenía la oportunidad, con una frase llena de rabia… Yo no seduje a nadie, y menos a gente que no me interesa.

By Katy Núñez

 

 

 

 

👋 Buenos días , sábado, casi las 11 de la mañana, la mejor hora para leer

Fragmento 1.

“Oído cocina”.

¡Promesas de hostelería!

No quería volver a este lugar de nuevo, pensó Cristina antes de entrar en la oficina del director, temiendo que se la engañara. Solo le quedaban dos semanas para disfrutar de sus vacaciones y no tenía ni la más remota idea de por qué el director de A&B quería verla. Ella ya había renovado el contrato con recursos humanos hacía unos días: un ascenso, diez meses dentro y dos fuera. Esto implicaba pasar de la situación temporal a la de fija discontinua… A los 25 años de edad, con una altura de 1,67 y 57 kilos, en ella se encontraba una joven discreta, educada y “vapuleada por el sector de la hostelería”, en el que había atravesado por todo; desde turnos de locura, a días en los que acababa eligiendo entre la comida o el descanso. Finalmente, tras todo ese sacrificio físico y emocional, había logrado el puesto por el que llevaba todo el año luchando.

—Siéntese, Cristina. —Le entregaré su nuevo contrato —dijo el director, dejando sobre la mesa un documento.

—¿Mi nuevo contrato?, es posible que haya un error. Ya lo he firmado, hace dos días; puede preguntar en recursos humanos, me atendió Alejandra.

—Sobre eso, Alejandra no conocía la situación. Por eso, sigues como temporal, ocho meses dentro y cuatro fuera, sin vacaciones; te las pagamos. En cuanto a las horas extras, en unos días se instalará un lector de huella y empezará a contar desde ahí. Sé que no es lo ideal, pero es lo que hay. Asimismo, no se te ascenderán este año, en la reunión de la dirección con recursos humanos se ha decidido que este año no será posible. Ya sabes cómo funciona, ¡no podemos olvidar que esto es un negocio y estamos aquí para obtener ingresos!

Esa fue la información que el director de A&B le dio a Cristina tras la inesperada reunión, y como era de esperar, la noticia no tardó en recorrer todo el hotel.

—¡Lucas!, ¿te has enterado de lo de Cristina?, ¡no será jefa de partida! —dijo Ángela, cansada de la mala gestión de la empresa.

—Sí, tía, ¡qué fuerte! Ya lo veía venir si te digo la verdad, ¡venga Ángela! No pongas esa cara, ¡hasta pareces sorprendida…! Todo esto forma parte de la realidad en nuestro mundo. ¿Qué pasó con Roberto?, ¡y con Dani! Los exprimieron al máximo. Les prometieron el cielo y la tierra, pero al final, uno no lo renovó y el otro se fue decepcionando. Me he enterado de que Roberto ha cambiado de sector, me alegro por él. Dani está de metre, en el Gran Gourmet, dice que en ese hotel hay muy buen rollo, y es uno de los pocos que cumple el convenio a rajatabla.

—¡Si estoy al tanto! ¡No sé tío! ¡Cristina es tonta! Después de todo lo que ha trabajado y de todas las horas extras. ¡Es muy fuerte! El otro día en los vestuarios hablaba con ella y me dijo que había acumulado 200 horas extras entre junio y julio, y que en esos meses había perdido diez kilos.

 —¿Qué puede esperar cuando trabaja en turnos dobles? El problema radica en cómo decir que no; si la ambigüedad con la que te lo solicitan siempre conduce al despido, o lo que la empresa espera de ti, y bla, bla, bla… Realmente, nadie lo merece más, pero ya sabemos cómo es Rubén.

—¡El director de A&B! ¡Ese tío no tiene ética! ¡Qué sinvergüenza!

—Bueno, tía, me marcho, entro en quince minutos, y todavía tengo que cambiarme.

 

« Entradas anteriores Entradas siguientes »

© 2024

Tema por Anders NorenArriba ↑