Aunque la distancia era difĂcil de sobrellevar, parecĂa tan oportuna, tan limpia. No querĂa sentarse a pensar en ello, no por miedo, sino porque sabĂa que haciĂ©ndolo sentirĂa aĂşn más el encierro. Evaluar la equidad de lo ocurrido no era posible porque no existĂa una norma establecida —simplemente no la habĂa— solo restaba, esperar y respetar. Era el momento de ofrecer la otra mejilla, confiar en dios y rogarle paciencia.
By Katy Núñez
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