Autorretrato.

Soberbia, carpintera de silla imperfecta,

en madera y medida.

Soberbia obstinada,

te negaste a sentir la astilla en tu piel herida.

Soberbia loca, atolondrada,

que no imaginó la consecuencia,

el daño, lo que rompería…

Aun así, soberbia.

Soberbia carpintera,

que aprendió de errores,

nunca de ebanistería.

—Katy Núñez.

“Carpintera de silla imperfecta” → es mí retrato como autora que construye historias, personajes o mundos que no son perfectos, pero son suyos, nacidos de su propio pulso y herramienta. Cada texto es como una silla: sirve, sostiene, aunque tenga grietas o asimetrías.

“Negarse a sentir la astilla” → es ese orgullo creador que prefiere avanzar antes que detenerse en la herida; la voluntad de seguir creando aun cuando la escritura hiere o frustra.

“No imaginó la consecuencia, daño o qué rompería” → alude a la fuerza incontrolable de la palabra: lo que escribes puede herir, incomodar, cambiar cosas en mí o en otros, incluso sin haberlo planeado.

“Aprendió de errores, nunca de ebanistería” → aquí está lo esencial: soy una creadora que se forjó de manera autodidacta, sin academia ni pulido externo, pero con experiencia, tropiezos y prueba constante. El aprendizaje viene del error, no de la técnica refinada de escuela.

Como autorretrato, lo que proyecto es una escritora orgullosa de su camino imperfecto, consciente de sus fallos, pero sin arrepentimiento, porque de esa imperfección ha nacido mí autenticidad.