
Tu mano de eterna influencia
promete la cara brillante
del satélite natural,
aquella que refleja
la luz del sol.
Tu rostro volcánico
oculta el pozo sin fin
de tu miedo.
Como testigo, el cielo;
como juez, las estrellas;
y como Dios, un recuerdo
de verdades que no mueren.
Será la imagen de melancolía
la que refleje este cuerpo celeste
que gira alrededor
del que por siempre serás tú,
mi planeta.
—Katy Núñez
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